La casa museo

La sede de la Fundación Pintor Julio Visconti se asienta en la casa de los Arias de Medina, edificada en el siglo XVI para albergue de la familia, sobre un cementerio musulmán del siglo XIII.  Este edificio a través de su historia, ha sufrido varias alteraciones pero, en su conjunto, mantiene la pureza de su estilo original, muestra del mudéjar adaptado a los nuevos tiempos del renacimiento, similar al de la vecina Iglesia de Santiago, y consecuencia de los cercanos influjos africanos, conjugados con otras corrientes culturales que tras la reconquista provenían de la zona europea y cristiana.


La casa se organiza en salas y cuartos, así llamados porque las vigas que los sostienen miden la cuarta parte de las que sustentan dichas salas, cuyo uso era múltiple porque en ellas se “ponía la mesa” o “se hacían las camas”, según las horas del día. Todavía hoy hablamos con una terminología que procede de estos usos, aunque ya en el siglo XVIII se introdujo la moda francesa de especializar las estancias para las diversas y habituales utilidades.

El edificio gira en torno a un patio castellano porticado con dos alzados y altillo. Se sustenta por columnas corintias con bella heráldica de los Arias y los Medina y zapatas de madera labrada.  La escalera principal es de traza en cajón lateral, de ida y vuelta. Todo ello de noble porte. El muro principal de la subida, se adorna de frescos heráldicos y lienzo inmaculista. En los bajos de la casa, se encuentra la bodega y las cuadras que completan los usos principales de esta edificación palaciega.

 

El corredor de las crujías del claustro se decora de lienzos, muebles de época y esculturas renacentistas y románicas, además de pinturas y cornucopias barrocas. Los salones y la biblioteca lucen tapices flamencos, instrumentos musicales antiguos, muebles estilo Luis XVIII, amén de lámparas de cristal de Bohemia y diversos objetos de época.

Las casas de Guadix, también las más nobles, ostentan torres a modo de partes altas, esta alberga el estudio del pintor Julio Visconti, creador y presidente de la Fundación que lleva su nombre, a la que ha donado esta casa, con las pinturas, objetos artísticos y muebles que contiene para convertirla en museo, que es el fin principal de la Fundación.

El edificio se completa con el huerto clásico español, según el canon propio de la Roma antigua y el Medioevo musulmán; hoy el huerto está concebido a modo de jardín, y todo el entorno es regado por una acequia que data de la época de la dominación árabe.