El otoño invita a descubrir y pasear por el Parque Natural Sierra de Baza, que muestra la variedad de su naturaleza, así como los vestigios y legados de una forma de vida que se extingue lentamente. La mañana presenta la oportunidad de pasear recogiendo setas y trufas y al atardecer acudir a uno de los lugares en los que se pueda contemplar la "berrea" de los ciervos, que inician su apareamiento con fuertes bramidos para atraer a las hembras. Las luchas entre machos son frecuentes y el choque de sus cornamentas se convierte en un espectáculo único.
El Parque se encuentra situado entre dos extensas planicies: la Hoya de Guadix y los Llanos de El Marquesado, habiendo sido declarado espacio natural protegido por la Ley 2/1989, de 18 de julio. Tiene una extensión de más de 50.000 hectáreas en los términos municipales de Baza, Dólar, Gor, Caniles y Valle del Zalabí en los que se encuentran paisajes húmedos de alta montaña regados por el agua de los arroyos y manantiales que abundan en la zona.
Además de los ciervos, en el Parque abundan las aves rapaces como el águila real o el búho real, pequeños mamíferos: el gato montés o el tejón, así como reptiles y anfibios que habitan los sotos de los ríos: rana común, culebra viperina…
La vegetación es variada y cambia según la altura. Son especies autóctonas las encinas, el matorral espinoso, los quejigos y los arces, destacando por su valor botánico los tomillares, especie única en la serranía
Es recomendable conocer el centro de visitantes Narváez, al que se accede por el kilómetro 324 de la A-92. Se trata de un edificio de principios del siglo XX en el que se puede visitar la exposición de la planta primera, distribuida en dos salas. La primera ofrece un recorrido por los paisajes y valores naturales del parque natural y la segunda muestra la huella que ha dejado el hombre en el Parque a través de su arquitectura, usos y aprovechamientos.