En tiempos de confinamiento obligatorio es preciso buscar medios que ayuden a sobrellevar la inactividad y a mantener activa la mente y los sentidos. La música es un instrumento adecuado para esta situación y en concreto escuchando El adagio de Albinoni, nacido en Venecia en 1675 y consagrado como uno de los compositores más destacados de la música del barroco.
El adaggio en sol menor es, sin duda, una de las composiciones más populares de la música clásica, pero lo sorprendente es que su autor no fue Albinoni sino el musicólogo italiano Remo Giazotto que en el año de 1945 encontró un fragmento de una sonata entre las ruinas de la Biblioteca estatal de Dresde, bombardeada al final de la segunda guerra mundial de forma inmisericorde, en la que se encontraba depositada y almacenada gran parte de la obra de Albinoni. A partir de la presentación del Adagio, en 1958, se abrió una profunda y larga polémica sobre su auditoría, aunque a día de hoy la polémica ha remitido aceptándose la versión ofrecida por Giazotto.
Remo Giazotto era un prestigioso musicólogo que jamás se atribuyó la autoría del adaggio. Siempre mantuvo que a partir del fragmento encontrado había introducido algunos arreglos, pero su autor era Tomasso Albinoni, y así ha pasado a la historia. En todo caso, Giazotto murió en 1998 y su dignidad le hace merecedor de un reconocimiento universal por haber sido la persona que ha dado renombre y popularizado El Adagio de Albinoni.