Casa de los Pérez Pastor
Casa solariega de la familia Pérez Pastor y Molleto, construida en el siglo XVIII, y actual sede de la Fundación Pintor Julio Visconti.
Se halla emplazada en el barrio de Santiago de Guadix, arrabal situado en el sureste de la ciudad que creció durante la Edad Media aprovechando la rambla exterior de la cerca, luego definida como calle Ancha. La ocupación del solar actual debe corresponderse con el cerramiento perimetral de la masa de huertas y moraledas que dividía los barrios de Santiago y Santa Ana y regaba la acequia de la Ciudad. Su origen se halla en la anexión de varias fincas hasta conformarse la propiedad actual, una vez que es adquirida con motivo de los esponsales de Fernando Vicente Pérez Pastor y Núñez de Robres, alcalde mayor perpetuo de Guadix, con la rica heredera Isabel Molleto y Terracina, en 1718.
Como residencia de esta acomodada pareja se construyó la casona, articulada mediante tres núcleos de edificación, formado el primero por una elevada crujía situada a poniente con bajos, piso principal y ático, sobre una espaciosa bodega en semisótano. El cuerpo principal se ordena alrededor de un patio cuadrado y porticado, con columnas que lucen las heráldicas de la familia promotora. La comunicación entre el piso inferior y la planta noble se realiza a través de una amplia escalera, donde lucen los blasones pintados de los Pérez Pastor y los Molleto. La planta noble de la casa ha conservado la distribución de estancias sin apenas variación, conectadas por medio de un corredor con balaustrada y pies derechos con zapatas, y enlosado de barro cocido.
En este inmueble nacieron y vivieron los hermanos Vicente Pérez Pastor, regidor y caballero de Santiago; Miguel Pérez Pastor y Molleto, académico de las Reales Academias Española y de la Historia, y su primer anticuario; Francisco Pérez Pastor, traductor de varios libros y académico de la Historia; o Berenguer Pérez Pastor, caballero de Santiago y alcalde mayor de Pachuca, en Nueva España. La casa permaneció vinculada a la familia hasta la segunda mitad del siglo XIX.
El pintor Julio Visconti Merino consiguió reunir cada una de las partes en que se había dividido la finca, restaurándola y convirtiéndola en su residencia y estudio. Desde 2009 la fundación que lleva el nombre del artista almeriense gestiona la casa, su colección personal y su legado pictórico, al tiempo que acoge numerosas actividades culturales.